No voy a entrar a discutir tonterías sobre el programa Betty, la fea, si se debe prohibir o no, o sobre las lindezas que le dedican al guionista desde estas mismas páginas.
Sin embargo, hay un aspecto digno de mencionar, pues a los costarricenses nos retrata de cuerpo entero.
Me refiero a la actitud de Patricia Fernández, la “peliteñida”. La secretaria de Ecomoda tiene teléfono celular y un Mercedes Benz convertible. Pero no tiene luz en su apartamento, pues se la cortaron por falta de pago.
“Raja” frente a las del cuartel de feas con las tarjetas de crédito y las cuentas corrientes que según ella posee, pero se deshace en llanto ante su amiga Marcela Valencia para que le perdone la deuda que tiene con ella. No se cansa de lamentarse y decirle a Marcela que no necesita la plata porque es rica y ella es muy pobre. Marcela, naturalmente, le responde que no trabaja para regalarle la plata a nadie.
¿Y qué hace Patricia? ¿Empezar a andar en bus? No, ni siquiera cambia de carro. Sigue aparentando lo que no es y rajando con lo que no tiene.
Una copia fiel de la mayoría de costarricenses. Empresas, gobierno, ciudadanos, iglesia. Todos. Nos gusta darnos la gran vida, estrenar carro, viajar a Miami, comprar al crédito, solo con un colón, aunque después estemos con el agua hasta el cuello.
Un caso es el de cierto equipo de futbol, al que algunos periodistas deportivos les da por llamarlo “equipo grande” y con sede en Tibás. Los jugadores reciben millones de colones en salarios, pero los partidos son tan tediosos que no me provoca verlos.
El gobierno tampoco se escapa. Hacienda anuncia con bombos y platillos que ha logrado un superávit. Enhorabuena, al fin se están poniendo vivos cobrando impuestos por parejo. A pocos metros de ese edificio hay escuelas sin agua, pero Hacienda tiene superávit, así que vamos a celebrar.
Otro tanto podría decirse del MOPT y del Conavi, pero solo me voy a dar el lujo de sugerirles un nuevo lema para su multimillonaria campaña publicitaria: “No vamos a arreglar las poquísimas calles que nos faltan, porque con los trabajos del MOPT y el Conavi ya los costarricenses están en el cielo”.
La Asamblea Legislativa merece un comentario aparte.
Semanario UNIVERSIDAD, edición 1453, 5 de octubre de 2001

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