miércoles, 14 de abril de 2010

Cabanga

Todo lo bueno llega a su fin. Lo he recordado una vez más el último sábado del 2007 al enterarme del cierre de la inigualable columna Al grano.

Para desazón de mucha gente y el regocijo de muchísima, su propio autor, don Édgar Espinoza se despidió de sus lectores ese día.

Menciona que esperaba este desenlace en cualquier momento. Nosotros también. Hace bastante tiempo, cuando no nos cobraban por estacionar el vehículo en la calle, esta sección la publicaba además los martes y jueves. En el 2001 nos racionaron la columna, así como en el 2007 nos racionaron la electricidad.

Ahora solo nos queda bailar con las bandas del dólar, el auge en la construcción, las leyes del TLC y la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos.

Édgar Espinoza ha sido el gran cronista de Costa Rica. Considero que sus comentarios, a menudo punzantes pero sin punzarse, son fundamentales para tratar de entender este país y por qué nosotros, sus 4 millones de hijos somos como somos. Aunque, –nota al margen –, cada vez con mayor frecuencia me ataca la duda de si los costarricenses vivimos en un país o en cuento.

Sus lectores entusiastas y sus detractores forman legión. Hubo quienes se divirtieron con este espacio. Y otra gran cantidad de personas, más de mil, con el presidente Arias a la cabeza, le hicieron la cruz.

Sin embargo mi historia va más allá. Este fotógrafo de 30 años no solo reflexionó y las disfrutó a lo grande, sino que por una razón sencillísima les halla un sabor particular: los dislates de Édgar Espinoza han sido inspiración para aventurarse a pergeñar artículos diversos, aunque sea uno cada 7 meses y que han contado con generoso espacio en estas mismas páginas.

En otras palabras, yo aprendí a leer con Paco y Lola y a escribir con Al grano.

Por eso, y por las tazas de café que compartimos se me hace inevitable no sentir cabanga.

¡Saludos, estimado amigo!

Le debo una invitación a comer papas con chorizo. Y desde luego las gracias por haberle dado vida a esta columna. Pasamos muchos y muy buenos momentos juntos. Ella y yo.


27 de diciembre de 2007. No publicado.

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